En
el Rivismo, las pinceladas experienciales, constituyen los pilares de
esta forma de expresión. Las pinceladas contienen experiencias
vividas por; materiales, elementos, dispositivos,...etc.
Dentro de los roles que desarrollan estos elementos, existe una jerarquía
en cuanto a su poder, funcionalidad y protagonismo. Ingredientes suficientes
para crear desequilibrios respecto a lo que representa el concepto de
la igualdad. Igualdad que queda, esencialmente, en manos de dos conceptos;
Lo fuerte y lo débil. En el Rivismo, las pinceladas experienciales
reúnen contenidos mediante elementos que muestran su fortaleza,
junto a otros que son débiles y frágiles.
En definitiva, elementos-fuertes vs elementos-débiles. Un conocido
tándem, proclive a discriminación, y que en el caso de
esta propuesta artística, tiende a encontrar el equilibrio mediante
una reasignación de roles. De esta manera nace el concepto de,
igualdad experiencial. Elementos fuertes, por ejemplo; acero, bronce,
hierro, piedra...etc., son sustituidos funcionalmente por otros débiles
o frágiles, como; burbujas, hilo, cuerda, papel, plástico,
alimentos,.., y viceversa.
Grietas en planchas de acero, reparadas con aguja e hilo. Un huevo frito
que muta diente a diente en una rueda de engranaje y asume su funcionalidad.
Tela o papel junto a tornillos de acero, remaches, tubos,...etc. Pompas
de jabón cubriendo motores, vehículos o planchas de acero
corten. Cambios de roles, que se mueven bajo el principio físico
acción-reacción. Lo fuerte frente a lo débil. Lo
débil frente a lo fuerte. Reaccionan. Se funden. Se redistribuyen.
Se equilibran.
Experiencias incorporadas por los elementos que intervienen en el escenario,
plasmadas pictóricamente de tal forma, que equilibran las energías
del lienzo y las que tienen los propios elementos que intervienen en
el mismo. (Obras: Complicidades, Mutación orgánica, Mirada
compartida y Piel de burbujas).
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